Hoy teníamos cita con la pediatra porque al niño anteriormente conocido como Vampirito tenía la revisión de los tres meses. La semana pasada llamamos con el resfriado para preguntar qué coño hacer y hoy teníamos que ver la evolución más el tema de su lactancia o su no-lactancia, vaya. No sé si es lo normal, pero cada vez que voy a la pediatra tengo la sensación de que lo que está a examen no es la salud de nuestro hijo, sino nuestra capacidad como padres. Y no porque nuestra pediatra, que es un amor, nos juzgue, en mi caso es la presión de mierda que me meto.
Total que llevo ya un montón de días desquiciada porque el niño no come (además de los mocos, claro). Así que al miedo a la bronquilitis se sumaba el miedo al «este niño no coge peso, dale fórmula». Y vale que no pasaría nada por darle fórmula, pero joder que quiero que esto se salve. Total, que no le ha hecho ni caso al tema de la comida, que está subiendo bien de peso y que es completamente normal que no quiera comer tanto si le cuesta respirar. Tema zanjado. Y sobre el resfriado, que mucho ojo sin tiene fatiga etc y directitos a urgencias porque la tos que tiene (que ya es muy, muy poca) es bronquial, pero al auscultarle estaba todo bien. En resumen: Sigo acojonada y sin respuestas por el tema de la lactancia.
Hoy, el niño anteriormente conocido como Vampirito ha comido algo más y no le ha hecho la cobra a mis tetas con tanta rotundidad. Pero esta mañana mi nivel de desquicio ha llegado a tal punto que he puesto cara a cara mis zapatillas de correr y la caja de Valium que mr Gine me recetó en el postparto y que está sin abrir. El deporte ha ganado y he salido a ‘correr’ media horita. Que nadie sufra por mi suelo pélvico, que ha sido un trote suave. Muy contenta de haber trotado 4 km sin sufrir después de un año sin ponerme las zapatillas y un embarazo en reposo. Contaba esto porque al llegar a casa me he visto en el espejo y me he visto flaca y sin tetas. Mis tetas se han vaciado completamente. De eso va la crisis de los 3 meses, ¿no?
El tema es que he intentado sacarme leche y de la teta izquierda (Alias la tía Gladys) no me salía nada. De la derecha (alias la tía Mildred) algo más. Me he acojonado mucho porque no quiero quedarme sin leche a estas alturas y he ido directa al congelador a ver cuánta nos queda de mi banco casero. Queda un montón, por suerte, así que al menos nos da para ir salvando estos días hasta que el tema vuelva a la normalidad.
Porque durante los dos primeros días del resfriado, V hizo como 19 tomas cada día y, de repente, dejó de comer con mis tetas llenas a punto de explotar. Hoy, en cambio, después de tres días de no querer comer, ya estaban casi vacías. Así que ya no sé si esto es la crisis de los tres meses o es simplemente que con el resfriado me ha provocado un desajuste de la leche. Por tanto, aquí estoy yo estimulándome cada x horas con el extractor si él rechaza el pecho (cosa que no está pasando tanto hoy) pero descongelando existencias para garantizar que come algo. Ah! Y me ha dado la neura y he pedido una báscula en Amazon porque necesito saber que el bebé está comiendo algo.
Próximo capítulo coming soon. Esta entrada es anárquica y apresurada, como llevo yo el día.