Uno de los WTF más grandes de mi embarazo ha sido eso de hacerme DGP y test prenatal. Si lo piensas, no tiene ningún sentido. Pero si lo piensas, sí que lo tiene. Y como una es crédula y se fía de su médico, dijo que sí y se lo hizo.
Soy muy inocente y pensaba que tener embrión con DGP me libraba de hacerme test prenatal a no ser que el triple screening me saliera raruno y/o alterado, pero mi gine me recomendó directamente ir a test prenatal (en mi caso NACE, vengo del IVI) solo para asegurarnos. Le pregunté qué posibilidades de que saliera mal había si el embrión era sano según el DGP y me dijo que siempre existe ese margen de error y que era por asegurar.
Pregunté a varias personas y las respuestas y/o consejos que recibí fueron los siguientes:
En realidad habíamos decidido hacerlo por puro pragmatismo: en la semana 11 ya teníamos los resultados y era, efectivamente, evitar todo tipo de incertidumbre, así que hicimos caso al médico y me hice el test NACE antes de llegar a la semana 11. En solo unos días tenía los resultados, que todo bien y que era un niño (estaba convencida de que era una niña jajaja). ¿Mereció la pena gastarse más de 500€ para despejar cualquier duda sobre ese mínimo margen de error? Para nosotros sí, pero eso ya es cosa de cada uno y cada una.
Si me organizo, me acuerdo y no me pongo de parto pronto, repasaré todas las dudas existenciales que me han asaltado estos meses. ¿Leche artificial o materna? (esa no la tengo clara aún), ¿Baja sí o baja no? ¿Hace falta la minicuna? Problemas del primer mundo…
(En la imagen, mi barriga en plena deformidad cortesía del señor Braxton-Hicks. O eso o el crío es contorsionista)