El día 3 febrero (este sábado) Vampirito cumple 16 semanas y se me acaba la baja. Como soy autónoma, no tengo lactancia ni tengo nada que me permita alargarla. Tampoco han tenido en cuenta para nada la semana que estuvo Vampirito ingresado en neonatos, así que no he podido alargar la baja esa semana, cosa que mi marido, trabajando por cuenta ajena, sí que puedo hacer sin ningún problema. Cosas de la vida.
Antes de ser madre no era consciente la p*** barbaridad que es dejarse a un bebé de 3 meses y medio en casa con los abuelos o en la guardería. También me hace gracia que se diga que la baja son 4 meses, porque al menos Vampirito el día 3 de Febrero tendrá 3 meses y medio. Un recién nacido, joder.
Dentro de todo, yo tengo la suerte de que me puedo organizar el trabajo como quiero y que tengo mucho apoyo por parte de mi familia y de la familia de mi marido. La idea que tengo es trabajar más o menos en casa o en mi despacho por las mañanas y por las tardes ya hacer lo que el bebé me permita. La idea es seguir ese ritmo hasta que empecemos con la alimentación complementaria y entonces ya empezaré a desplazarme a una empresa con la que trabajo mucho y el resto de días estaré en mi despacho. Así, sobre el papel, todo pinta bonito.
Lo que me aterra de la vuelta al trabajo es la lactancia. Sacarme leche se me hace cada día más cuesta arriba porque Vampirito come cada día más y tengo la sensación de que hay que hacer las cosas dos veces. Para no perder tiempo, he llegado al extremo de cogerme el sacaleches con esparadrapo a la teta para poder hacer algo al mismo tiempo y no encontrarme totalmente paralizada. Hay sujetadores específicos, pero paso de gastarme (más) pasta.
La lactancia es lo que realmente condiciona el planing que me hecho para la vuelta al trabajo. Mi idea es ir a la oficina dos días a la semana y esos dos días Vampirito se quedaría con mi suegra, que vive al lado del despacho. Eso nos permitiría también que, en un momento determinado, me pueda traer al bebé para darle pecho si no he podido sacarme leche o pasa algo. Otros 2 días o me iré a casa de mis padres o mi madre vendrá a mi casa. Así, la situación es la misma: el niño está cerca y aunque la idea es sacarme leche, si no puedo no pasa nada porque solo tendré que dejarme el trabajo unos minutos para atender al bebé. Y luego queda el viernes que lo dejo a la improvisación. O me lo cojo libre.
Siempre he sido una persona muy productiva y trabajo muy deprisa. Ser capaz de concentrarme y mantener ese estado mental de ultra-focus para sacar trabajo rápido va a ser fundamental para poder disfrutar de las tardes con el bebé, especialmente ahora que el día empieza a alargar. Si hay algo que tengo más que claro es que no hicimos un tratamiento para tener un bebé y dejarlo a las 8 de la mañana y recogerlo a las 20. Ya no estoy en ese punto y, al verdad, Vampirito mola demasiado como para no intentar estar con él todo el tiempo que pueda.