Yo estudié mucho. Muy estudiar y mucho estudiar. Una carrera. De letras, la muerte. Tres posgrados en 10 años. Aprendí inglés. Mucho. Empecé a trabajar a los 23. Mucho. Muchas horas. Mucha mierda. Y fui de esa generación hiperformada que se encontró con que la crisis se llevó por delante sus mejores años. En 2008, cuando el mundo se empezó a ir a la mierda, yo cumplí 30. Me compré un piso pequeñito que podía pagar sola. Tenía un contrato indefinido. Luego las cosas se torcieron más. Al poco tiempo de conocer a VPadre, me metieron en un ERE, extinguieron la empresa, luego me tuvieron un tiempo trabajando en B, más tarde como falso autónomo y al final me di cuenta de que todo era una mierda, perdí el miedo y me monté mi empresa. Eso fueron 3 años. Conocí a VPadre en 2010, nos fuimos a vivir juntos en 2012 cuando él no tenía curro y yo vivía en una montaña rusa de inestabilidad y en 2013 nos casamos, un mes después de que él encontrara el trabajo que tiene ahora. Dentro de toda la mierda, hemos tenido mucha más suerte que mucha gente, pero no hablo de eso. Conocí a Víctor en 2010 y Víctor hijo nació en 2017. Hablan de las mujeres que aplazamos la maternidad por nuestros trabajos pero mi generación también tiene bastantes razones para culpar a la crisis. Mis últimos años fértiles se los comieron la crisis y mis lesiones en el cérvix. Ni siquiera pensaba en ser madre cuando cada puto día me tenía que preguntar qué iba a pasar el mes siguiente.
En unas semanas cumplo 40. Cuando mi madre tenía 40 yo estaba en tercero de BUP. Cuando yo cumpla 40, mi hijo acabará de cumplir 8 meses. La vida es así de divertida. Somos otra generación y hemos vivido otra película completamente diferente. Yo no llegaré a conocer a mis nietos si es que algún día los tengo y mi vida no saldría adelante sin mi madre y mi suegra. Es la risa. Nunca viviremos mejor que nuestros padres, el gran fracaso de su generación. Por suerte, sí que creo que mi hijo vivirá mejor que nosotros (llamadme ilusa) y eso que nosotros vivimos bien. Pero eso es el futuro y el futuro no existe, la crisis que nunca se termina te acaba haciendo punk.
Cuando terminó el curro infernal y el trabajo de Víctor se estabilizaba, yo me monté mi empresita. Había que estabilizarlo todo antes de ser madre. Luego se complicó todo con el cérvix, el carcinoma y el tratamiento. Y todo fue bien, tan bien que parece un insulto. Pero ahora la vida no me cuadra. Me educaron para ser independiente emocional y económicamente. Mis padres son así de punkis. Yo me compré un piso sola y me casé en separación de bienes (cosa que volvería a hacer sin dudarlo). Solo desconecté del trabajo dos semanas al nacer Víctor (estuve de baja, que no se alteren ni los inspectores de trabajo ni las adalides de la crianza natural) porque no me podía permitir estar tres meses y medio sin saber qué estaba pasando en el mundo. En mi mundo. Pero quise disfrutar de mi hijo y me organicé para empezar a trabajar desde casa. Soy una suertuda. El trabajo avanza y Vampirito crece pero la conciliación no existe y la que se encarga del niño soy yo. Si Víctor tiene pediatra, yo esa tarde no trabajo. Si esa tarde no trabajo, no cobro. Su padre está en la fábrica. Él sí que cobra. Yo ya trabajaré el finde.
A mí me educaron para ser independiente (que ya sé que ya lo he dicho) y autosuficiente. VPadre y yo ganábamos exactamente lo mismo. Ahora no. Ahora yo no llego a su sueldo porque no saco las horas. Ahora lloro cuando veo que él tiene que asumir una parte más importante de los gastos del piso nuevo. La vida no me cuadra. Lloro y llamo al notario para pedirle que conste en la escritura porque soy así de autosuficiente. Sí él aporta más, es más suyo. Pero eso es una puta gilipollez porque si no aporto más, es porque estoy cuidando a su hijo. A nuestro hijo. La autosuficiencia mal entendida y llevada al extremo. Siempre he dicho que el día que repartieron la virtud del término medio, yo estaba cagando. Eso ya lo he dicho en este blog.
La vida no me cuadra. Si me quedo en casa dando teta, no soy feminista porque soy una víctima de mi maternidad, del patriarcado y de la madre que parió al demonio. Si dejo a mi hijo para irme a currar, también soy mala feminista, una víctima del patriarcado y de la madre que parió al demonio. Nunca hacemos nada bien. Esta vez estoy intentando hacer el término medio para seguir siendo igual de víctima del patriarcado e igual de mala feminista, encima empobrecida, insegura y cabreada. Pero luego Vampirito se ríe y se me pasa durante 5 minutos. Ojo, no más de 5. Llega el mail de la guardería para tramitar la ayuda de la Conselleria. En septiembre pagaré 1 hipoteca entera, otra a medias y media guardería. Probablemente otro medio préstamo para la reforma. Y tan feliz porque lo puedo pagar, pero con el reloj encima de la cabeza diciéndome que no tengo tiempo para nada y que conciliar es imposible.
En unas semanas cumplo 40 (eso también sé que ya lo he dicho) y no lo voy a celebrar porque no tengo ningunas ganas. No me apetece hacer una fiesta. No tengo ganas de gastarme dinero. No tengo tiempo de organizarlo porque tengo que seguir trabajando. Tengo muchas cosas que celebrar pero ninguna de ellas está relacionada con cumplir más o menos años. Yo lo que quiero es sacar mis horas de trabajo, poder disfrutar de mi hijo y dormir por las noches, pero la vida no me cuadra. Me paso la mitad del día cruzando los dedos para que no haya un imprevisto que dinamite el día, eso los pocos días que lo tengo todo bajo control.
La vida no me cuadra y la organización es extremadamente frágil porque un imprevisto lo desbarata todo. Encima está la culpabilidad, que me agobio porque quiero, que podría dar biberón y/o mandar al bebé a la guardería, centrarme tranquilamente en mi carrera y salir de fiesta. A mí ese rollo no me va. Yo quiero mi carrera y quiero a mi hijo, quiero dar pecho y quiero tomarme una cerveza cuando me apetezca, pero la vida no me cuadra porque las visitas al pediatra, la preocupación por el estreñimiento o la ropa que se le queda pequeña son cosas mías. Yo trabajo por mi cuenta. Si una tarde no saco horas, ya las sacaré el sábado. VPadre duerme la siesta, yo procastino escribiendo esto cuando debería estar trabajando y Vampirito hace la siesta en brazos de mi madre.
Algunos fines de semana lloro delante del ordenador porque la vida no me cuadra. Este es un sacrificio que merece la pena, no me estoy quejando. A veces el tema llega al absurdo: me saco leche por la mañana, me voy a trabajar y, al volver, tengo que volver a vaciarme el pecho porque el tío se ha tomado otro paquete congelado. Llego a casa y tampoco puedo estar con mi hijo porque me estoy sacando leche para irme a trabajar. La vida no me cuadra porque no es cuadrada, todo da vueltas como la rueda de un hámster.
(La foto es de las peonías de mi madre. Mi casa nueva no tendrá patio, habrá que sacar partido al balcón)
Amén!!!!!
Cómo te entiendo!!!! Te lo contaría por aquí pero paso de las cotillas… Si quieres saber pq es mi llanto te lo cuento por privado.
Mucho ánimo clorazón y celebra los 40, aunque sea con una cupcake de esas que se van al culo y allí se quedan, para darle un poco más de curva.
Muchos besotes