A medida que se acerca el primer cumpleaños de Víctor (Joderrrrrrrr, ¡un año ya!) voy teniendo la sensación de que hay muchos círculos que se cierran. En solo unos meses nos cambiaremos de casa, me tocará jubilar el Mini y comprarme un coche nuevo, Víctor irá a la guardería, volveré a recuperar mi ritmo de trabajo y algo parecido a una rutina… Muchas cosas pequeñitas que se juntan en una especie de big bang de incertidumbre. Otra vez la incertidumbre. No sabemos cómo nos irá el trabajo, ni cuánto nos costará la reforma, ni cómo le irá a Víctor el cole, ni si seguiré odiando conducir tanto como ahora, pero es como si todo se acabara para volver a comenzar.
Este casi-año como madre me ha cambiado mucho y para bien, aunque no se ha conseguido llevar mi puta adicción al trabajo. O igual sí, pero la dispersión ha sido horrible y he tenido la sensación de estar constantemente currando, sin tener derecho a tener ni un minuto para mí. No he tenido vacaciones y eso no es lo que me produce este agotamiento mental. Lo que me mata es la sensación de no estar al 100% en nada. Hoy me traerán a Víctor a las 17. Llevo trabajando desde las 8 y solo he parado para bajar a comprarme un carpaccio envasado al Carrefour de aquí al lado. Lamentable, I know. Luego nos iremos con mis padres a ver coches y luego corriendo al baño, a la cena, a jugar un rato y a dormirlo. Si soy persona, con un poco de suerte podré leer o estar en el sofá charlando con VPadre. Si no soy persona, me quedaré frita con el bebé y lo único que habré sacado para mí en todo el día habrán sido los 2o minutos que he dedicado a este blog (contando con editar la foto en photoshop y tal).
El blog también está ahí con el cambio de ciclo pero es que lo mío es para no tomarme en serio. Primero lo abrí sobre infertilidad, pero me quedé embarazada. Lo adapté y lo hice sobre maternidad pero después de este año super absorbente vuelvo a tener la sensación, por fin, de que mi vida es mucho más que ser madre y que trabajar. Así que es muy posible que lo vuelva a adaptar y lo convierta en una categoría de un blog personal de temáticas dispersas. Tan dispersas como yo, que lo resuelvo todo con instalaciones de WordPress nuevas y comprando dominios. Así, a lo loco.
Todo este cierre de ciclo me pilla, además, con una neura absoluta de ahorrar. Dos hipotecas, una guardería y otro préstamo para la reforma en camino. Que ya sé que podría vender mi piso y bla bla bla pero yo soy una cabezota y una experta en cuadrar los círculos a martillazos, así que intentaré por todos los medios que las cosas salgan sin tener que vender mi casa. Así que estamos en modo reciclaje, contención, apostar con cosas sostenibles, por la vida versátil. Quiero hablar de mi experiencia con un armario cápsula a la fuerza durante este verano y cómo quiero pasar el invierno con otro armario cápsula hecho con un poco más de cabeza (y presupuesto, que me estoy volviendo mi madre con eso de ‘pocas prendas, pero buenas’) y quiero hablar de un montón de cosas que se escapan (por fin) de la maternidad. Necesito unas vacaciones de mí misma.
En la foto, dos esenciales de mi armario cápsula: unas Converse blancas y un vestido de rayas. Soy la típica friki que el 90% de las veces viste igual (Vaqueros y camisas/camisetas lisas o de rayas, nunca llevo estampados), eso facilita la vida.
Ánimo!!
Muchas veces me siento igual que tú y me entran ganas de irme unos días sola a cualquier parte y dedicarme sólo a mi (cosa que es imposible).
Por suerte mi marido siempre (casi siempre) sabe como animarme y juntos intentamos seguir adelante.