¿Pequeños grandes pasos?

2019 fue un buen año que se torció. Terminamos el año agotados, sobresaltados y al borde del ataquito de ansiedad cada dos por tres. Quizá por eso, diciembre fue un mes de pensar. Me vinieron genial las vacaciones de Víctor padre porque pudimos hacer algo tan básico como, oh sorpresa, hablar. Y no me refiero...