Creo que hace tres semanas que empecé este blog nuevo, pero no lo he publicado y he borrado la mitad de las entradas. Gran parte de esas semanas han coincidido con el tratamiento de mi primera FIV y solo puedo decir una cosa: este blog debe estar fuera de mi alcance cuando tengo las hormonas de punta. Por suerte, no publiqué ninguna de las barbaridades que llegué a pensar y a escribir y ahora, a toro pasado, creo que puedo ver las cosas con un poco más de perspectiva.
Mi intención es abrir el blog justo hoy, que se acaba el año. 2017 será diferente venga como venga y pase lo que pase y ahora hasta me da pena que se termine este año que tenía que ser tan malo pero ha sido simplemente agridulce. No sé si en 2017 me apetecerá hablar de mi tratamiento, pero lo más probable es que siga sin hacerlo directamente porque soy demasiado pesimista y no quiero que este blog se convierta en un sitio donde únicamente venir a vomitar las neuras que me entran cuando estoy hasta las cejas de hormonas. Igual que no puedes mandar whatsapps borracha a tus ex de madrugada, yo no puedo escribir en el blog cuando estoy en pleno bajonazo post-pinchazo, post-control y post-maratón de curro.
Respecto al tratamiento solo diré que fue moderadamente bien, mucho mejor de lo que yo esperaba y, por la sensación que tuve, también mejor de lo que pensaba el médico. Veremos cómo abordar los problemas en 2017 ahora que tenemos pistas y tenemos experiencia, lo importante era tener claro, como he tenido en todo momento, que esto no era más que un punto de partida. Tendré que seguir currando 15 horas al día para continuar con esto, pero la verdad es que tampoco sé hacer otra cosa.
Y estas semanas también me he dado cuenta de lo emocionalmente disfuncional que soy. No soy una persona cariñosa. Nunca doy dos besos cuando saludo a alguien a no ser que la otra persona lo haga antes o que mi madre me obligue como si tuviera cinco años. No toco a la gente si puedo evitarlo y cuando alguien me cuenta un problema pienso en formas de resolverlo cuando lo más probable es que esa persona solo necesite un abrazo, pero yo no sirvo para eso, en otra vida debí ser lagartija o cualquier bicho de sangre fría. Así que cuando alguien intenta mostrarme algo de afecto, no sé reaccionar a tiempo y con frecuencia piensan que soy una maleducada, que paso de todo o que tengo horchata en las venas. Supongo que la gente que me conoce de verdad sabe entenderme.
Bueno, que feliz año nuevo