Durante unos cuantos años coleccioné Playmobils. También es cierto que durante una buena temporada tuve un Fotolog con playmobils y eso requería muchos muñecos y mucha infraestructura, pero eso es otra historia… El tema es que fui acumulando trastos durante años y en uno de esos sirocos me compré la mansión y un montón de trastos para el interior. Durante otros tantos años, ha seguido montada en casa de mis padres, desgastándose día a día como si fuera una mansión de verdad y saliendo solo de vez en cuando si venía alguien con niños.
Pero con el embarazo y tal decidí que lo guardaría todo para el día que Vampirito pueda jugar con la mansión. «¡Pero si es de chicas!» me ha dicho alguna mente preclara. ¿Quién decide que una casa sea de chicos o de chicas? ¿Quién decide si Vampirito se inventará romances o se inventará crímenes o simplemente jugará a destrozar la mansión?
Así que sí, uno de mis legados más molones para mi hijo es una casa de muñecas. Y también 200 muñecos, un barco, un submarino, un avión, un módulo de obra que parece el piso de un mileurista, animales, plantas, señales de tráfico. Mi hermano y yo nos pasábamos los veranos jugando a Lego y a Playmobil sin que nadie tuviese que decidir si las cosas eran de niño o de niña. Es lamentable que, en lugar de avanzar, retrocedamos.