Es una verdad universalmente conocida que los dientes (o mejor dicho, su aparición) no duelen. Imagina que eres una persona con tendencia a creer a los médicos (cosas de ser hija de uno) y que, mes tras mes, haces caso omiso a todos los comentarios agoreros sobre la dentición de tu bebé. Se muerde mucho los puños: son los dientes. Tiene cacas raras: son los dientes. Babea: son los dientes. Una, que se había informado, sabía que no son los dientes, que son cosas que suelen coincidir en el tiempo.
En realidad, tiene su lógica: un bebé no puede decirte qué es lo que le está causando una molestia, si es que la tiene. Así que no podemos saber si duele la salida de los dientes porque los bebés no nos pueden decir abiertamente que les duelen. ¿Pero qué pasa cuando ya no son los primeros dientes sino las primeras muelas y los colmillos y tu bebé es un lorito parlanchín de casi 21 meses? Pues que te dice «mamá pupa dents» y se queda tan pichi. Y yo pienso… ¿Mi hijo tiene Twitter? ¿Está en algún foro? ¿Cómo coño puede llegar a inventarse que le está molestando la irrupción de los dientes? Seguro que está consultando las fuentes equivocadas en internet porque estas nuevas generaciones van por delante del viento. Y que conste que no hablo de un dolor insoportable, pero si un malestar constante y palpable hasta el punto que en la Escoleta se han dado cuenta.
Y no ha sido una vez. Llevamos más de 10 días de manos constantemente en la boca (le han salido dos muelas en esos 10 días y otras dos están a punto). El inicio coincidió con una gastroenteritis porque eso no fueron los dientes, eso fue un p**o virus de varios días. Temperatura un poco elevada pero, de nuevo, cosa del virus. El virus se supera y el niño sigue con la mano en la boca. Miramos. Las encías inflamadas como pimientos y un puntito blanco que asoma. Noche toledana y, al día siguiente, muela completamente fuera. Víctor se señala la boca, le pregunto si hay pupa y dónde. Abre la boca, se mete la mano y dice claramente: «dents». Hoy directamente gritaba y se metía los dedos en la boca con rabia. Enviadnos al Guantánamo de los padres perfectos, pero le hemos dado Apiretal y, por fin, ha podido dormir la siesta.
Luego está la febrícula. Como la dentición no provoca fiebre, llevo varios días pensando que el niño incuba algo. Le ha subido un poquito su temperatura corporal (37,4 como pico máximo) pero su estado es completamente normal. Llevamos 3 días esperando el armaggedon de los virus de lo que debe estar incubando. Está claro que la salida en tromba de las muelas no provoca ningún tipo de fiebre, ni molestia, ni incremento en la temperatura… Así que la alternativa será llamar a la pediatra el lunes y que se descojone de nosotros un poco. «Es que mi hijo, que debe hablar mucho con sus abuelas, dice que le duelen los dientes. Ya ve usted qué imaginación». Seguiremos informando
En la foto, Víctor riéndose y tocándose la encía como si no hubiera un mañana. Ser feliz no tiene nada que ver.