He empezado el año comiendo delante del ordenador una ensalada prefabricada. La gran diferencia es que estoy en mi despacho y no en casa. Eso es un paso, aunque no lo parezca. Supongo que en mi lista de propósitos inconscientes me habré planteado escribir más en este blog en el año que comienza, pero la constancia no es lo mío y hacer balance me da perezón máximo. Eso sí, como me hace fiesta apuntarme al Carnaval de Blogs de Madresfera, pues hago mi revisión del año pasado.
Voy a empezar dejando claro que, como pringerblogger que apenas tiene tráfico, no hablaremos de números. De hecho, he entrado por pura curiosidad a Analytics y he descubierto que tenía los códigos puestos, y yo convencida de que no estaban. Me llama la atención que mi entrada más leída sigue siendo aquella, heredada del blog anterior, en la que hablaba de mi experiencia con un cerclaje. De hecho, los temas de infertilidad siguen teniendo bastante tirón a pesar del tiempo que ha pasado y la cantidad de blogs mil veces más interesantes que hay. Cosas raras.
Lo más importante es que este año he ido encontrando mi sitio, si es que existe algo como un sitio. Cada vez me interesa más la maternidad y menos la crianza. Cada vez me preocupa más pensar en quién soy y en cómo estoy viviendo esto de la maternidad y menos de si mi hijo come una cosa o come la otra. Eso no quiere decir que esos temas desaparezcan del blog, porque seguirán, pero lo harán desde mi punto de vista: cómo me afecta, por qué hacemos las cosas como las hacemos. Como el del rutinismo de hace un par de días: tengo tanto afán de trascender que, en lugar de hacer un post estilo práctico con tips para lograr unas rutinas sanas, yo suelto mi chapa y mis historias. Aquí hablamos de experiencias, de dudas, de sufrimiento. Yo no sirvo para dar lecciones.
Y eso está relacionado con el último punto, para mí fundamental, de 2019: ha sido el año de tener clarísimo que quiero que mi blog sea un espacio libre de publicidad. No es que aspirara a colaboraciones ni nada por el estilo, pero el tema es que deliberadamente me niego. Ni banners, ni nada. No es mi liga, no me apetece vivir obsesionada con likes, con visitas, con media kits de esos. Si me dedicara a otra cosa, probablemente me daría menos pereza pero me niego a que este blog sea una extensión del curro, así que es un espacio de despotrique, anarquía y cero anuncios. ¿Quiere decir eso que no voy a opinar de ningún producto o servicio? Pues tampoco, porque a mí a voluble no me gana nadie, pero no es el objetivo. Ni ganar dinero, que ya tengo mi trabajo para eso. Y tampoco me parece mal que la gente lo quiera hacer, lo que yo quiero es seguir disfrutando de un hobby como un hobby, porque el trabajo es una cruz y no una fiesta.
2020 igual trae cambios. Tengo en mente otro blog, con el dominio comprado desde hace mil, pero no soy capaz de encontrar el tiempo para sacarlo adelante. Veremos. Con ser medianamente regular con este blog, ya me puedo dar con un canto en los dientes. El nivel está demasiado alto en el sector (emoji de cara descojonándose de la risa) y a mí eso de tener que preparar diseños, hacer cosas cuquis para tener tráfico y tal me da urticaria (again, es como seguir trabajando). El pringerbloggerismo tiene esas cosas, de tan pringada terminas en la irrelevancia por pura dejadez.
Y como en las instrucciones nos dicen que hablemos mis cuentas favoritas, ahí van (not in particular order).
Y, con esto, corto y cambio, que es día 2 y ya he actualizado el blog. Aún no sé si me lo puedo creer del todo
Muchísimas gracias por sacar un ratito en la locura vital para contarnos tu resumen del año. Estupendos propósitos, son los tuyos y lo importante es que te sigamos leyendo, con o sin business!!! Que nos encantan tus reflexiones, así que GO ON!!! Un abrazo enorme y feliz año nuevo bloguero!!! 😀
Muchas gracias!!