Revelación 1: Yo no tenía la culpa

Enviado por: Li febrero 10, 2022 No hay comentarios

Llevo más de cuatro años pensando, casi cada día, quién estará detrás de esa necesidad de hacer que las madres nos sintamos culpables de todo. No sé si es culpa del patriarcado, del sistema capitalista o de una conspiración universal para que siempre nos sintamos mal por algo, pero esto de ser madre implica sentirse sistemáticamente en la mierda. 

Culpable por no pasar suficiente tiempo con tu hijo. O por pasar demasiado y olvidar tu carrera. Por ponerle pantallas. Por darle azúcar. Por no enseñarle chino mandarín o la cuarta declinación del latín antes de empezar primaria. Por comprarle demasiada ropa o por no comprarle suficiente. Por querer dejarlo con los abuelos para salir un rato o por no querer hacerlo nunca. 

Todo, absolutamente todo, nos hace sentir culpables, como si fuéramos personajes dickensianos intentando escribir una versión maternal de Grandes Esperanzas.

Darte cuenta de que te vas a sentir culpable decidas lo que decidas es la base para intentar flagelarte menos o, al menos, así lo ha sido en mi caso. 

Sigo sintiéndome mal cada vez tengo que enchufar la tele para atender a un cliente por la tarde, pero me repito una vez más que no tengo la culpa. 

Tampoco es cuestión de rehuir responsabilidades, escurrir el bulto o vivir en un ‘todo vale’ permanente, pero es lo que hay. Tengo que atender necesidades de clientes por las tardes si hay urgencias. No todos los días puedo tener ayuda con el niño ni autoexigirme manualidades instagrammeables para ultraestimularlo. A veces nos toca trabajar. 

Esto de hacernos sentirnos mal por todo es un chollo para tenernos inseguras, precarias, sometidas. 

Nunca somos lo bastante buenas porque, claro, nos seguimos cargando nosotras toda la presión de todo. De la logística familiar, de la crianza, de nuestros trabajos. Sentirte culpable por no ser superwoman. 

Por vivir desbordada. 

Por no siempre tomar las decisiones que casan con ese estilo monolítico de crianza que te han vendido en talleres y webinars de influencers de Instagram. 

Culpable por no tener tiempo de estar estupenda, de ser estupenda. 

Por no hacer todo lo que se supone que tienes que hacer. 

Culpable por no culparte o por hacerlo demasiado.

Me torturé mucho cuando Víctor empezó a no portarse bien en el cole. Me culpé de todo. De no pasar tiempo con él, de estar demasiado cansada algunos días para no marcarle bien los límites, de no tener neuronas disponibles para trabajar actividades, rutinas, canciones, disfraces… La tutora de mi hijo, que es un sol, me lo dijo claro: «tú no tienes la culpa, es su carácter».

Eso no quita que de vez en cuando vuelva ese gusanillo de la culpa porque, ya se sabe, la maternidad era sentir el peso del universo en tus hombros y sentirte mal por todo. No sea que dejemos de pedir disculpas casi por respirar y colapse el sistema, claro que no. El clásico ‘divide y vencerás’ traducido a ‘debilita y vencerás’.

Autor: Li

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