Llevo muchos meses sin actualizar este blog y los borradores se han convertido en una unidad de medida del caos. Tantas cosas por contar que se quedan en dos párrafos interrumpidos por un grito, por un sobresalto, por una llamada o por un whatsapp en el móvil de trabajo.
No sé en qué momento se me pudo pasar por la cabeza que la pandemia sería una forma de salir de la rueda de hámster cuando, en realidad, lo único que ha hecho ha sido añadirle barrotes.
También hay veces que descarto yo misma los borradores porque me suenan todos negativos, agotados y quejicosos. Y guay, guay publicarlos si yo soy así, pero es que no lo soy. Me quejo y mucho, pero no voy por la vida arrastrándome ni dando pena. ¿En qué coño nos ha convertido este puto virus?
Llevamos casi un año de pandemia y no podemos más. Igual ha sido cosa de este enero absurdo, que ha unido lo peor de la pandemia con lo peor de nosotros y un clima que, al menos en el Mediterráneo, nos destroza ni no vemos el sol con mucha frecuencia. Los temporales, los días grises… A veces me pregunto si esto no es como un apocalipsis light.
Solo socializo, como tantas familias, en la puerta del cole. 5 minutos con mascarilla y manteniendo las distancias que me mantienen cuerda. Cuerda a pesar de ver en el resto de madres (sí, casi siempre somos las madres) esos ojos de cansancio y esa cara de no ver el final. Los mensajes de esperanza ya no nos sirven porque ahora mismo no la vemos. Llegará la primavera, esperemos. La cuestión es qué quedará de nosotras para entonces. Incluso si quedará algo cuando la vida vuelva a algo parecido a una normalidad. Aquello de la nueva normalidad, en realidad, fue una estafa. Nunca ha habido una ‘nueva normalidad’ porque llevamos 11 meses viviendo en una montaña rusa.
Y, al final, solo al final, se piensa en ellos y ellas. Víctor tiene casi un año más que al inicio de esta pandemia y eso es un tercio de su vida. Casi cada día sale del colegio gritando que no quiere que haya virus. Que quiere ver a sus abuelos, jugar con sus amigxs, ir al parque. Si un tercio de su vida ha transcurrido en pandemia y ya echa de menos esas cosas normales, no quiero imaginarme cómo pueden estar llevando esto los y las adolescentes, cuando tu vida es tu gente.
En fin. Que esto es solo una excusa para intentar volver y poner al día todos esos borradores que llevan ahí desde septiembre. Llevo casi un mes levantándome antes de las 6 de la mañana y solo hoy me he dicho ¡Basta! a mí misma: es hora de empezar de nuevo.
En la foto, Víctor jugando a contar. A veces le da por ahí. En el 6 nos atascamos y nos entra la risa.
Dale, dale… Yo tengo más borradores que post publicados, es como una filosofía de vida, la de la vida en borradores… ánimo XD