Me sabe mal decirlo, pero mi postparto fue fácil. Que tampoco está mal después del embarazo puñetero que me tocó vivir. Los loquios fueron suaves pero largos, volví a mi peso en dos semanas aunque la ropa pre-embarazo sigue sin irme bien del todo porque me han cambiado un poco los volúmenes, se me cae el pelo pero al llevarlo corto no es dramático, no he tenido grandes crisis existenciales hasta hace unos días… En fin, que nada tan terrible como me había imaginado.
Pasados tres meses, para mí hay ‘otro’ postparto que no tiene nada que ver con ese proceso fisiológico. O sí, igual se refiere a cómo me afecta. Por ejemplo, yo nunca he sido de arreglarme demasiado, ni de maquillarme a diario a no ser que vaya a trabajar. El embarazo me sentó francamente bien. Fueron meses sin tener que usar ni cremas hidratantes. Entre marzo y octubre solo me maquillé un día que tuve una boda, tenía tan buena cara que no me hacía falta nada. Ahora las hormonas se van recolocando, vuelve la piel mixta, reaparecen las ojeras con las que la genética me ha premiado… Aunque no he sido nunca una persona especialmente presumida, ahora me veo sistemáticamente hecha unos zorros. Y me veo mayor, muy mayor, como si en el postparto me hubieran salido del tirón todas las arrugas que tenían que aparecer en los próximos años.
Algo parecido me pasa con lo de vestirme por las mañanas. Otro día hablaré del tema de cómo vestir y dar teta en invierno sin pillar una pulmonía o ir vestida peor que la típica tía del pueblo de 95 años. Mi criterio es si la ropa es ‘vomitable’ porque cuando Vampirito ataca, me lo tiro todo encima para evitar poner perdido todo lo que hay a mi alrededor. Al menos me obligo a no ir en zapatillas de ir por casa porque eso ya sería para pegarse un tiro. Pero el uniforme suele ser: vaqueros viejos, zapatillas sin cordones, camiseta de tirantes, encima una camiseta de algodón y chaqueta con capucha, como si me fuera al insti. Igualico. También es mejor eso que ir en pijama todo el día.
Eso, más las ojeras, las arrugas, la mierda de corte de pelo que llevo (eso no es culpa del postparto, es culpa mía porque se me va la olla pidiendo cortes muy cortos que luego son una putada varios meses hasta que crecen), la grasa reubicada en zonas de mi cuerpo que no sabía que existían y que no es que vaya muy sobrada de tiempo para acicalarme, la mitad de los días parezco un chistecillo con piernas. O sea que sí, que la cuarentena terminó hace ya muchos días, pero creo que este desajuste con mi cuerpo ha venido para quedarse unos meses más.
(La foto es de hoy, cuando he bajado al contenedor a tirar el plástico porque mi madre se ha quedado un rato con Vampirito y he podido moverme de casa. Fiesta loca).