Es una de las preguntas existenciales que me hago con más frecuencia con todo esto del tratamiento. Junto a mis clásicas ‘¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Es lo que realmente quiero?’, ‘¿Cuánto dinero me puedo gastar?’ o ‘¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar?’ surge ‘¿Sirvo yo para esto?’… Porque la verdad es que muchas veces creo que no.
No tengo paciencia. Me matan las esperas, estas esperas, estos periodos de impass que tengo la sensación de que no me llevan a ningún lado. No quiero imaginarme si algún día llego a betaespera. A mí me gustaría que una máquina me dijera directamente «Game Over, insert coin» en lugar de tener que esperar 15 días para que una auxiliar me diga por teléfono que lo sienten mucho pero que no ha funcionado. Lo dicho, ‘insert coin’ y entonces hablaremos de nuevo.
Soy tremendamente disciplinada. Eso sí, eso me hace pensar que valgo para esto. Si el médico me dice que me chute el orgalutran a una mano haciendo el pino con la otra, yo entreno la fuerza del brazo, el equilibrio y la psicomotrocidad necesarias para hacerlo sin inmutarme. En realidad, soy disciplinada porque soy un caos y necesito autocontrolarme un poco para no volverme demasiado loca. Yo me entiendo.
No quiero saber. Creo que lo he dicho alguna vez, soy de mantener la inocencia. No hago preguntas de las que no quiero respuestas y prefiero saber únicamente lo que necesito saber. Si me recetan algo, no voy a preguntar por qué no me han recetado lo que sí que le han pedido a cualquier otra persona. Esto me hace pensar que no sirvo para esto, que debería estar más encima de lo que me pasa, preocuparme más por las consecuencias, por las implicaciones. Pero no, yo hago como si no pasara nada.
Me distancio. Otro día hablaré de todas las cosas de las que me distancio. Me distancio quiere decir que me plastifico, que me forro de un material impermeable. No hablo del tema, no pienso en lo que pasará si un día funciona el tratamiento, no veo más allá. Veo la próxima cita, el próximo pinchazo, la próxima eco. El futuro no existe y moriremos jóvenes, siempre he sido un poco punk.